Deambulo solitario en noches insomnes
diluida mi mente en paraísos artificiales
donde se lame la escarcha de los sueños.
Una piedra deslucida quiebra el antiguo espejo
reflejo infantil del príncipe bastardo.
Rompe el teléfono el silencio,
asustado despierto en mitad del incendio
y salvo mis contaminados pensamientos.
Tras el holocausto me meto en la bañera.
Ha llegado el momento.
Fluye la sangre con rumor de caracola.
13 octubre 2008
09 octubre 2008
AHORA
Ahora
que han acabado
las noches de júbilo,
las largas tardes apostado
tras el humo de un pitillo
observando cómo
se esfuman las horas;
la universidad y sus novias;
el coqueteo y el posterior
estertor de las drogas;
ahora
unos años después,
nos parapetamos en la normalidad
de un trabajo, de un hogar,
o tras el lánguido pentagrama
de un tema de Jimmy Scott.
Aun así, sentimos con toda certeza
que la ansiedad sigue latiendo en nosotros
como una pantera enjaulada:
Todavía alerta.
Todavía al acecho.
Pablo Casares
07 octubre 2008
CICLO SIN FIN
En lo insensato del reloj es creado el nuevo día,
autobuses moribundos, perversiones retinales.
Nadie ayuda al verdugo de los sueños
a secar las lágrimas ajenas.
Acechan en la esquina los profetas
con su arsenal de paraísos perdidos,
impunes asesinos de nuestro destino.
El corazón de la ciudad está podrido,
nadie acude en su auxilio, lo ignoran,
transitan ensimismados en su propia miseria
sin tiempo para huir de la tragedia
autobuses moribundos, perversiones retinales.
Nadie ayuda al verdugo de los sueños
a secar las lágrimas ajenas.
Acechan en la esquina los profetas
con su arsenal de paraísos perdidos,
impunes asesinos de nuestro destino.
El corazón de la ciudad está podrido,
nadie acude en su auxilio, lo ignoran,
transitan ensimismados en su propia miseria
sin tiempo para huir de la tragedia
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