13 octubre 2008

FALSA TRAGEDIA

Deambulo solitario en noches insomnes

diluida mi mente en paraísos artificiales

donde se lame la escarcha de los sueños.

Una piedra deslucida quiebra el antiguo espejo

reflejo infantil del príncipe bastardo.

Rompe el teléfono el silencio,

asustado despierto en mitad del incendio

y salvo mis contaminados pensamientos.

Tras el holocausto me meto en la bañera.

Ha llegado el momento.

Fluye la sangre con rumor de caracola.

09 octubre 2008

AHORA



Ahora

que han acabado
las noches de júbilo,
las largas tardes apostado
tras el humo de un pitillo
observando cómo
se esfuman las horas;
la universidad y sus novias;
el coqueteo y el posterior
estertor de las drogas;

ahora
unos años después,
nos parapetamos en la normalidad
de un trabajo, de un hogar,
o tras el lánguido pentagrama
de un tema de Jimmy Scott.

Aun así, sentimos con toda certeza
que la ansiedad sigue latiendo en nosotros
como una pantera enjaulada:

Todavía alerta.
Todavía al acecho.

Pablo Casares

07 octubre 2008

CICLO SIN FIN

En lo insensato del reloj es creado el nuevo día,

autobuses moribundos, perversiones retinales.

Nadie ayuda al verdugo de los sueños

a secar las lágrimas ajenas.

Acechan en la esquina los profetas

con su arsenal de paraísos perdidos,

impunes asesinos de nuestro destino.

El corazón de la ciudad está podrido,

nadie acude en su auxilio, lo ignoran,

transitan ensimismados en su propia miseria

sin tiempo para huir de la tragedia

18 septiembre 2008

CARROÑA



Recuerda lo que vimos, alma mía,
aquella mañana de verano tan dulce:
a la vuelta de un sendero una carroña infame
en un lecho sembrado de guijarros,

con las piernas al aire, como una mujer lúbrica,
ardiente y sudando los venenos
abría de un modo negligente y cínico
su vientre lleno de exhalaciones.

El sol brillaba sobre esta podredumbre,
como para cocerla en su punto,
y devolver ciento por uno a la gran Naturaleza
todo lo que en su momento había unido;

y el cielo miraba el espléndido esqueleto
como flor que se abre.
Tan fuerte era el hedor que tú, en la hierba
creíste desmayarte.

Zumbaban las moscas sobre este vientre pútrido
del cual salían negros batallones
de larvas que manaban como un líquido espeso
por aquellos vivientes andrajos.

Todo aquello descendía y subía como una ola,
o se lanzaba chispeante
se hubiera dicho que el cuerpo, hinchado por un aliento vago,
vivía y se multiplicaba.

Y este mundo producía una música extraña
como el agua que corre y el viento
o el grano que un ahechador con movimiento rítmico
agita y voltea con su criba.

Las formas se borraban y no eran más que un sueño,
un esbozo tardo en aparecer
en la tela olvidada, y que el artista acaba
sólo de memoria.

Detrás de las rocas una perra inquieta
nos miraba con ojos enfadados,
espiando el momento de recuperar en el esqueleto
el trozo que había soltado.

Y, sin embargo, tú serás igual que esta basura,
que esta horrible infección,
¡estrella de mis ojos, sol de mi naturaleza,
tú, mi ángel y mi pasión!

¡Sí! tal tú serás, oh reina de las gracias,
después de los últimos sacramentos,
cuando vayas, bajo la hierba y las fértiles florescencias,
a enmohecer entre las osamentas.

Entonces, oh belleza mía, di a los gusanos
que te comerán a besos,
¡que he guardado la forma y la esencia divina
De mis amores descompuestos!

Charles Baudelaire "Las flores del mal"

15 septiembre 2008

LOS OTROS



Sonreid ahora, desgraciados.


Mostrad vuestra impúdica sonrisa

en cientos de fotos,

esa repugnante mueca

que jamás borráis de vuestro rostro

mientras arrasáis con todo

pues esa es vuestra costumbre.


Desde aquí os maldigo:

mi lado salvaje os lanza

un grito descarnado y colérico

que golpeará el vacío

de vuestras grotescas carcajadas


A esos señores de impolutos trajes y relucientes comillos.

Con todo mi odio.